jueves, 21 de abril de 2011

Cuando los padres se divorcian


Es cierto que cuando una pareja decide casarse, es porque hay mucho amor de por medio. Luego vienen los hijos, creados con  amor e ilusión.

Toda pareja tiene la ilusión de quedarse unidos hasta que la muerte los separe y criar a sus hijos dentro de un hogar constituído, educándolos con los valores que la sociedad propone como buenos.

Sin embargo, no siempre sucede esto, y lamentablemente, la pareja atraviesa momentos sumamente difíciles.
En estos casos, lo recomendable es que la pareja asista a una terapia donde puedan comunicar sus puntos de vista y, en el mejor de los casos, llegar a conciliar.

La última opción debe ser la separación o el divorcio.

Jamás metan a los niños en sus problemas ya que ellos son los que siempre se llevan la peor parte. Los niños aman por sobre todo a sus padres; ellos son sus héroes, sus ídolos, la perfección hecha hombre y mujer. Por eso, decirles que se odian, que no se soportan y que por eso se van a separar no es una buena alternativa.

Siempre lleven sus peleas a entornos lejos de los niños. Jamás hablen mal el uno del otro con sus hijos y nunca intenten tenerlos como aliados; eso sólo crea resentimientos, odios y tristezas profundas en los niños.

Demuéstrense respeto mutuo frente a sus hijos y hablen siempre bien el uno del otro con ellos.
Y sobretodo, recálquenles que por más que hayan decidido vivir en casas distintas, sus hijos tienen su amor incondicional y que siempre pueden contar con ustedes para lo que necesiten.

Sean amigos, concilien, respétense. Eso hará que el divorcio o la separación no sea tan fuerte para sus hijos.

Por último, es importante que conversen con sus hijos y que les expliquen que por ninguna razón ellos deben sentirse culpables de la separación; que los aman con todo su amor.

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